Hoy es 8 de marzo, día de la mujer trabajadora y desde Camino Palomera queremos reconocer su labor haciendo un pequeño homenaje al trabajo de la mujer rural doblemente ignorado y no reconocido como se merece.
Para ello os contaremos cómo se desarrollaba y cuáles eran las principales actividades que las mujeres han tenido en el pueblo. La mayoría de ellas ya no se realizan y las que se mantienen se llevan a cabo por otros medios más cómodos, pero vamos a echar la vista atrás un poco para recordar ese día a día.
Había labores fijas durante todo el año como las de hacerse cargo de la casa y el cuidado y la educación de los hijos y de sus mayores. Junto a esto atendían y cuidaban a los animales que tenían en casa, fundamentalmente cerdos, gallinas y algún pollo o conejo que constituían la base de la alimentación de la familia junto con las verduras y hortalizas que sacaban del huerto que del que también se ocupaban.
Además, desde muy jóvenes estaba la ingrata tarea diaria de ir a lavar al río. Los que conocéis Palomera sabéis del rigor de nuestro invierno y de lo fría que está el agua del Huécar. Pues aunque os resulte increíble esta rutina de ir al río a lavar y de coger agua de la fuente se repitió todos los días hasta el año 1985. Solo hace 30 años de eso y se logró tras más de 10 años de litigios judiciales gracias al tesón y al buen hacer de la corporación municipal de entonces que entendió como prioritario que sus vecinos pudieran vivir dignamente y tener agua corriente en sus casas.
Luego estaban los trabajos de temporada en el entorno rural de Palomera. En otoño era la época de los hongos y setas. Iban a buscarlos y cuando llenaban sus cestas las bajaban a Cuenca para venderlos allí. Y esos trayectos, como todos los demás se hacían ¡andando!
Desde finales de junio que empezaba la siega de la cebada hasta primeros de septiembre que concluía la del trigo se dedicaban a llevar el desayuno, comida y cena a los hombres que estaban en el campo trabajando y a cargar la mies en las mulas para su acarreo hasta la era.
También en verano desde el 15 de agosto a mediados de septiembre la mujer salía al campo desde primera hora de la mañana a recoger espliego silvestre y llevarlo a vender después.
Desde aquí nuestro reconocimiento a su labor, su esfuerzo y a todo lo que nos han enseñado. Aunque nos parezca mentira solo hay que remontarse unos 50 años para ver a las mujeres de Palomera trabajando desde antes de que saliera el sol en jornadas laborales que nunca llegaban a su fin en un ejercicio absoluto de generosidad y sacrificio dejando al margen su realización personal y profesional para centrarse en la de su familia.
Que felicidad recordar estas imágenes gracias Asun . Se me ha caído una lagrimilla , Gracias.